En esta clase nos movimos, pero de una forma distinta.
Ahora movimiento ya no es “el cambio de posición”, ya no es
desplazamiento. Ahora es expresión. Expresión de nuestra forma, lo más profundo
de nuestro ser.
Cuando nos movemos de un lugar a otro conocemos muchas
personas. Todo empieza con un saludo. Y cuando empezó el ejercicio de “saludarse”,
además de hacerlo de distintas formas (mano con mano, nariz con nariz), la
profesora pidió que lo hiciéramos mirándonos a los ojos. Al menos yo, no
acostumbro mirar a la gente a los ojos, especialmente cuando converso, y al
saludar, a veces. Porque es cierto que los ojos reflejan “tu alma” en cierta
medida, y me gusta sentir/ver eso en las personas, pero hay quienes no son de
interés para mí, y no lo hago. Entonces, tener que mirarse con alguien que no
sueles compartir mucho en tu día a día, es divertido. Hubo muchas risas,
gestos, rostros sonrientes. Fue una experiencia única, literalmente, puesto que
después, saliendo de esas cuatro paredes, sigues reuniéndote con los de
siempre. Pero en fin, fue un grato momento.
Luego de las risas, diversión, vino algo más de expresión.
La danza.
Para bailar, danzar, no sólo se requiere de desplante,
ritmo, ser “suelto”. Si realmente quieres expresar algo con tu cuerpo, tu mente
debe estar liberada, así éste se mueve naturalmente. Debes estar en paz,
tranquilo contigo mismo, y por qué no, algo de confianza y autoestima. Yo no me
considero una persona buena para bailar, por estas razones que he dado recién.
Si bien me encanta la música, sé seguir ritmos, me cuesta tener que pararme
sola frente a alguien y… bailar. Apenas logro hacerlo con más gente, siguiendo
alguna coreografía, y aun así siento que lo hago pésimo. Será una especie de
tranca yo creo… porque a mi familia en general les encanta bailar (menos a
papá, que es más tieso que un palo). En cambio yo… uf caso perdido. Sin
embargo, menos mal que no salí, pensé
yo. Pero después llegó el momento de presentar las máscaras que confeccionamos
anteriormente… y era individual, cada uno expresando con su cuerpo y su cara lo
que estaba dibujado/pintado en su máscara. No hablaré de lo mío, porque morí de
vergüenza, y como siempre (oh, sorpresa) sentí que lo hice pésimo. De lo que sí
hablaré será del resto… Realmente admiro a quienes logran expresar tan bien lo
que sienten… Eso que te llega en lo más profundo, te empapan de sus emociones y
sentimientos, dejando a los demás prácticamente anonadados, boquiabiertos. Todos
y cada uno con sus experiencias, sus vivencias, sus pensamientos, en unos leves
movimientos y una máscara. Cada día siento que mis compañeros, y yo, somos
personas realmente diferentes (siendo que compartimos gustos, el amor por lo
que estudiamos, etc), pero somos especialmente diferentes. Una vez concluida la
actividad, miré rápidamente sus rostros, mientras aplaudíamos y algunos daban
sus comentarios sobre ésta, y pensé que no podía estar en otro lugar diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario